Critic under nos criticó:

Por: Julia Gastón (Colaboradora)

“Des-encuentro” es un absurdo dramáticamente sin sentido que cuenta el encuentro de Él (Daniel Ibarra) y Ella (Marisa Pájaro) en un cuarto de hotel.
Estos sujetos ¿Se conocen? No lo sabemos, pero vemos que no pueden conectarse entre sí. El uno se habla al otro, a veces como si se conocieran de hace mucho tiempo y otras no. Uno tiene que ser el que tenga que juntar las piezas de este rompecabezas para armar.

La exageración de Ella y la sumisión de Él nos impresiona, casi nos hace pensar muchas cosas: la trama no es para anda lineal, entonces uno tiene que unir los puntos, como quiera y le parezca bien, para que este des-encuentro se vuelva algo más sustentable.

El juego de luces, que hace a las separaciones de escenas sean efectivas, están muy bien y dejan al espectador en ese vacío, en esa oscuridad para la reflexión de lo que acaban de ver y para pensar que va a venir ahora.

No es un espectáculo para cualquiera, sino para gente que está relacionada con el absurdo y sabe de lo que se trata. De otra manera, hay cosas, que se pierden, se dejan en la nebulosa por no tener un ojo demasiado entrenado en este tipo de espectáculos que en algún momento sobrepasan ya la “obra” típica.

Acá hay drama, comedia, posmodernismo pero de una manera diferente, este des-encuentro puede ser el re-encuentro de varios sentidos que teníamos dormidos.

Agencia Nova criticó:

Por Alejandra López, especial para NOVA.


¿Hallazgo o Tropezón? ¿Azar o Causalidad? ¿Descubrimiento o Velación?

Artistas en Acción presenta bajo la dirección de Mariana Hansen, con la participación de Marisa Pájaro y Daniel Ibarra, la obra “Des-encuentros”, en donde lo onírico, la realidad y los deseos convergen y se entrecruzan en la vida de los protagonistas, tejiendo una red de contradicciones y coincidencias, teñidas de humor y dramatismo. ¡MUY BUENA!

Culturamas dijo:

Atravesando el Des-encuentro

Por Luciana Carlopio.


Tengo una amiga que clasifica cualquier espectáculo de la siguiente manera: esos que vas con tu pareja y esos que ni loca, que mejor que te acompañe alguien del “palo” (explicación al margen: con alguien que comparta intereses similares a los de uno, en este caso artísticos). Pues bien, el sábado me acordé de ella con Des-encuentro.

Des-encuentro es una obra de teatro que también te plantea esta disyuntiva: ¿Para quién está dirigida? Su argumento se presenta fracturado, con frases que se armonizan a un ritmo disonante y que únicamente encastrándolas es que se puede llegar a unificar los parlamentos. Dos personajes en una habitación: él que se construyó una identidad para ella, ella que alarga ad infinitum el tiempo que le queda. Con ayuda de la iluminación, las escenas se aíslan y de esta forma, la repetición logra ser un recurso para contar la historia que los personajes despliegan sin ser claros. Porque no es lo deseado. La obviedad es como el convidado ausente en este banquete delirante de las relaciones interpersonales.
Vuelvo al planteo de mi amiga y me pregunto: ¿es razonable? Entonces en medio de esta representación absurda me doy vuelta y trato de mirar las caras de mis compañeros espectadores. ¿Son caras de parejas o caras de amigos del mismo palo? ¿Importa? ¿Alguno habrá especificado en su invitación que esta obra se refería al desencuentro de dos personas? ¿Hace falta adelantar el argumento a modo de arenga? No lo sé, en cambio en este juego seudo sociológico me llega la respuesta más razonable: ninguna. O las risas de los espectadores. Porque esto es algo que se oye a los diez minutos de comenzada la función, cuando ya se tiene cintura como para establecer conexiones.
Este des-encuentro se logra por acciones que se interrumpen y otras que se repiten, por el diálogo que él mantiene por teléfono y que se ignora, por continuos golpes en la puerta, por la música que sigue este suspense, por el vestuario y el decorado y sus colores llamativos y sobre todo por el contraste entre una y otra vestimenta. Lo resumo: se logra gracias a su puesta hecha acción. Agrego: se logra gracias a la excelente actuación de estos él y ella, que son Marisa Pájaro y Daniel Ibarra. Y por Mariana Hansen, su dramaturga y directora, quien capta con acierto lo tal vez más simpático del des-encuentro, ese guión entre el prefijo y el término.
Porque, ¿cuál es la distancia entre uno y otro? Lo interesante de esta obra es que la respuesta no es unilateral: de sobra la trama se quiebra en un rompecabezas para que alguien lo arme. ¿Les corresponde a los personajes hacerse cargo de la historia que atraviesan? ¿Será acaso con esa escena final, donde ella asiste a una terapia psicoanalítica, y en ese caso, será este psicólogo el encargado de aunar las piezas mezcladas? ¿Tendrá que ver con un paratexto por parte de su directora? ¿O el fardo le toca al espectador?
Y más allá de que a todos les toca mover su pieza, creo que es el espectador una fundamental para que el sentido, si lo hay, pueda tomar forma. El espectador emancipado del que habla Jacques Rancière y no otro, uno que se tome en serio su tarea de mirar traduciendo y narrando aquello que está pasando frente a él. Que se incluye en esta obra, que se piensa como parte integrante de la representación.

Mientras lo medito se me cuela nuevamente la clasificación de mi amiga, que también es una espectadora y que con esto es bastante explícita: hay determinadas obras que son para un determinado público. O a la inversa: hay determinado público que no va a ver determinadas obras. Y hay, sobre todo, un espectador que puede fluctuar entre ambos grupos y que es conciente con quién cruzar la vereda.
No le voy a preguntar entonces algo que ya se cómo responderá. Pero sí, la voy a contradecir: ¿por qué no salvar las distancias con una pareja despareja en gustos, y por qué no intentarlo con Des-encuentros? Siempre es una buena opción ser movilizado por el arte. ¿Porque no es esto, al fin y al cabo, con lo que el teatro está hecho?

" El menú" dijo:

Un Des Encuentro que retrata nuestra Epoca

Des Encuentro
Autoría y Dirección
: Mariana Hansen. Elenco: Marisa Pájaro y Daniel Ibarra. Teatro El Piccolino: Fitz Roy 2056. Funciones: Sábados 21.30 hs.

por Alex Richter

Mariana Hansen nos entrega este preciso y dinámico retrato de nuestra líquida época, donde todo sucede muy rápido, y que nos llega con las muy buenas actuaciones de Marisa Pájaro (Ella) y Daniel Ibarra (El) personajes que, escena tras escena des-cubrirán sus fragilidades y fortalezas, se lanzarán palabras como dardos, que apenas impactarán -brevemente- en la conciencia del otro, antes de pasar a la siguiente.
El y Ella vivirán distintas situaciones -entre reales y soñadas- (sesión de psicoanálisis, milonga, investigación criminal, entre otras) con gran solvencia actoral, realzada por el destacable colorido y síntesis aportados por los contados objetos y ropas que el grupo Artistas en Acción sabe muy bien dónde y cómo ubicar, ayudando así a que los significados se sumen y expandan, creando así una obra que impacta y se agradece.

" Puesta en escena" dijo:


Publicado el 13 de abril a las 17:23 hs.

Des-Encuentro

Cuando el inconsciente manda y lo consciente contradice una obra de teatro puede armar el rompecabezas o desorientarte definitivamente, como la vida.
Por Marcos Hernández
Con un texto interesante en torno al psicoanálisis y sus analizantes, Des-Encuentro plantea justamente el des-arme o armado de las relaciones con el prójimo.
Planteado desde el absurdo, el espectáculo propone un sinfín de situaciones que nos dejan por momentos sumidos en la intriga porque justamente en el absurdo es donde los sinsentidos asumen un significado cuando se redondea la historia.
Ella no quiere o no puede, él quiere y se inventa a sí mismo una y otra vez pero la salida está cerrada, nadie podrá salir de la habitación hasta que no ocurra “eso” que debe ocurrir y que se niega de modo permanente.
Lo logrado aquí es la indiferenciación hasta el final de lo que es real en términos de lo consiente de los personajes y de lo que es onírico o inventado por el inconsciente. Ambos actores, Marisa Pájaro, ella y  Daniel Ibarra, él, juegan muy bien el juego del encuentro /des-encuentro que da pié a todo lo demás.
La escenografía es altamente significante y los objetos cumplen su rol sin llegar al exceso. Del mismo modo el diseño de iluminación ayuda a hacer lucir un trabajo donde el protagonismo lo tiene el texto y aquello que hacen sus personajes para entregarlo con humor y tragicidad.
La obra escrita y dirigida por Mariana Hansen logra que todos aquellos que pasamos por un diván nos preguntemos cuántas veces “eso” que no pudimos decir nos jugó la mala pasada de dejarnos solos, porque como bien dice Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Para disfrutar y reirse de uno mismo y redescubrir cómo la mente juega con nosotros.

Dijo la crítica:

Des Encuentro
La habitación cerrada
Autoría y Dirección: Mariana Hansen. Elenco: Marisa Pájaro y Daniel Ibarra. Teatro El Piccolino: Fitz Roy 2056. Funciones: Sábados 21.30 hs. Entrada general :40
Una mujer y un hombre encerrados en una misma habitación articulan y desarticulan un diálogo descompuesto. El no la ve, es ciego, y le exige perentoriamente que se vista y se vayan de ahí. Ella no quiere irse. Juega con él, lo seduce y lo increpa. Juntos reconstruyen los pedazos de una historia que parece le pasó a otros.
La situación toma tonos oníricos, y desfasados como una película con cortes y repeticiones obsesivas. Ella repite actos mínimos en los que se apoya una y otra vez: mondarse los dientes, masajearse la cabeza, arreglarse las uñas, mirarse al espejo. El teléfono no cesa de sonar, y su timbre es la señal de algo que termina, del fin de la estadía en un no lugar, que bien podría ser la mente de alguien o el sueño trasnochado de un paciente psicoanalizado.
Marisa Pájaro encarna con mucha solidez esta mujer que sufre de soledad y de trauma con su cuerpo y que busca el amor desesperadamente. Daniel Ibarra conmueve en su rol de fantasma, hombre solitario que también irrumpe en los sueños e inconsciente del otro, como en una dimensión donde todo es posible, donde no hay límites.
La relación entre El, y Ella, va mutando en diferentes momentos, en esta pieza que no posee una historia lineal, sino que va de imagen a imagen en saltos discontinuos. El absurdo irrumpe con su superposición de imágenes y palabras, y el espectador debe soltarse y aceptar que no todo es explicable y que muchas significaciones quedarán pendientes.
La música acompaña y puntúa la actuación de Pájaro e Ibarra, como una partitura, en la que hay silencios, sonidos, y pausas. Los apagones continuos separan pero a la vez unen las distintas situaciones. Es realmente desopilante cuando ambos se travisten de personajes de alguna comedia italiana, o cuando escenifican una sesión absurda de psicoanálisis.
Cabe destacar la escenografía que acompaña y recrea el clima de absurdo, en el que las leyes de la física no funcionan, donde las puertas no llevan a ningún lado, y los espejos son ventanas a la propia alma.
La protagonista no quiere salir de la habitación de ensueño, ¿su propia mente?, ¿su inconsciente?, no quiere terminar su sesión,. Lo que queda claro es que ella está atrapada en su propia angustia, su propia tristeza que la envuelve y encierra como una gran habitación sin salida.
3/4/2011
www.solesdigital.com.ar
 
 
Teatro
 

Dijo la crítica de nosotros

Lunes, 04 de Abril de 2011 13:38 Mónica Lopez Leyva-.des-encuentro "Des-Encuentro" es una obra que brilla cada sábado a las 21.30hs en el teatro El Piccolino. La creatividad de la dramaturgia y la magia de esta pieza de arte teatral se deben a  la talentosa Mariana Hansen, una profesional de cepa.
  En esta oportunidad escribe, dirige y presenta “Des-encuentro” una delirante creación donde libera el humor y lo absurdo de una sesión cotidiana de diván, en la cual el sub consiente es definido como un embrollo de emociones y deseos.  Hansen lo materializa en un encuentro y desencuentro de una mujer y un hombre que se despojan de la conciencia para volar en el laberinto onírico de los deseos, alegrías, angustias y miedos potenciados, creando en el espacio tensión, deliro y desconcierto
En esta obra,  prima el humor absurdo, desde la dramaturgia, la dirección y claramente las histriónicas actuaciones: las caracterizaciones de los personajes, ella (Marisa Pájaro) y él (Daniel Ibarra), son indudablemente excelentes.  Lo demuestran en escena con potente energía en cada gesto, destreza física, quiebres e inflexiones de voz creando nuevos personajes, o simplemente proyectando emociones.